10 de septiembre de 2008

Todo cambia con una promesa,
he sentido un día gris, no melancólico, no sin sol, un día gris, como si el sol no fuera suficiente para iluminar la mediocridad de las personas como yo.
Un día gris donde no importa la felicidad que no se ven, ni el calentamiento global.

Me gusta soñar cuando la soledad me amarga, pero te diré que ya me estoy acostumbrando, a las miradas, a las palabras inconclusas.

Que importa.

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