27 de junio de 2007

¬ø_ø GgRiToS dDe MmArThA ¬ø_ø


*Comenzó a creer en el insomnio que su madre le provocaba con sus gemidos comprados. Teniendo 3 años que no salía un grito de su traquea.
A los 5 años ya sabia que era un orgasmo y a los 13 lo experimento siendo tal su “regalo de cumpleaños”. Martha era hija de una prostituta –tu destino esta escrito, no lo puedes cambiar- le hicieron creer y ella con su inocencia pálida lo creyó. Así que cada noche, después de los 13 iba a la cama de su padre. Después de lamerle el oído y susurrarle sus fantasías sexuales, la penetraba con tanta fuerza que hacia a Martha gritar, gritos excitantes, amargos, tan sinceros y tiernos. Pero el lo disfrutaba.
Martha jamás olvidara una de tantas noches, oscura, sin luna y, neblina “tremulante”. Estando ella en su trabajo honrado, llego un carro, mal pintado, si parabrisas trasero y con solo 3 puertas (la otra, se la habían comido). No quiso acercase hasta que oyó su nombre proveniente de una voz ebria y embotellada, era su hermano mayor, uno de tantos, Pascual le enseño un hermoso reloj que sonaba cada media hora, y que había conseguido robar en “waldos”. Y con engaños la subió al carro junto con sus 4 amigos, tuvo que irse arriba de las piernas de José Luís por que ya no había lugar en el asiento para ella. Mientras llegaban a su destino, José L jugueteaba con sus muslos y con sus pechos apenas formándose, todos veian que sus labios se movían, pero nadie escuchaba lo que decían. Ella gritando con toda su cara y sus ojos no dejaban de desvanecerse y nublarse. –Al fin llegamos- pensó, ya que faltaba poco para que la desnudara totalmente. Se bajo corriendo a los brazos de su hermano, su héroe, y buscando su mirada perdida le pregunto con voz quebrada que a pedazos salía de sus cuerdas bucales –¿¡Por que no me defendiste!?- esperando una palabra cariñosa, o un beso tierno en su mejilla mordida, Pero solo recibió un apretón de nalgas y una lamida en los labios, después, una vomitada justo en sus zapatos,
Martha atónita y sin poder descubrir que hacer comenzó a gritar, era lo único que sabia, gritos ardientes, desesperantes, sin luz, pero llenos de color (amarillos para ser exactos). Mientras sentía como un pulpo la manoseaba toda, y nadie escuchaba su dolor, acostada en piedras filosas, no existía el pavimento en su mente, y con la vomitada de su héroe susurrándole al oído y acariciándole el cabello. Ella seguía gritando su dolor, su soledad que tanto la masticaba. Mientras, José L cargando a Pascual lo desvestía y lo ponía encima de su hermana gritándole –frótate puto, feliz cumpleaños- Besos no deseados, mordidas de pequeños pezones y en lugares que ella todavía no sabia que existían en su cuerpo, rasguñadas y chupetes. Pero nadie la escuchaba.
Paso por cada una de las manos y beso cada uno de los miembros que podía ver esa noche, tibia y perfecta para los burócratas. Después, la dejaron tirada con $10 en morralla, excremento, semen y vomitadas era lo único que la acompañaba.
Se levanto tomando el dinero, bloqueo el mal sabor de boca de su mente y camino hasta su casa soñando con un buen plato de lentejas y un baño de agua limpia. Pero al llegar, se tropezó con una piedra, se acostó en su catre y apenas comenzaba a soñar con su unicornio azul, que le habían robado, y un brusco apretón de senos la despertó exaltada. Era su padre, quien la esperaba con ansias y hormonas alteradas. Fuerte, fornido, pelo castaño claro, ojos azules y bien parecido. Todo lo que podía soñar de un hombre ahora la penetraba otra vez, pero esta vez ya ni gritar era bueno, con los dientes del cuchillo sin filo y amellado que cada que se movía le cortaba la garganta. Lo único que podía pensar era en inventar una excusa para no odiarlo, sabia perfectamente que no usaba drogas, era deportista, sano y muy caliente.

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