20 de octubre de 2007

Regalos


¿Te acuerdas de la flor que sembraste al lado de tu soledad? Me la comi.
Y me convertí en soledad,
tu soledad envuelta en amapolas moradas de llanto indefinido.
¿Te acuerdas de ese “me quiere no me quiere”?
Me mordió las hormonas y me transmitió un ¿cuál habrá sido la conclusión?
Y me quede pensando en tus letras, poliformes, como la luna.

Se pudrieron las musas enlatadas, no he podido escribir nada,
solo ese vació que representa la palabra,
como el eco de una cubeta vacía y estática,
como mi miedo.

Paralizando mis sueños en gritos de niños.
Necesito más,
por que no tengo alma, ni lagrimas salva-putas.
Por que ¿A cuantas putas puede salvar una lágrima sin helio?
una lágrima de pez,
de arlequín.

No puedo evitar el pensar en ti como un extraño, amable, exótico al que me gusta comerme sus palabras o soledades.

Soy soledad enlatada, rellena de tentáculos (como los amorosos de Sabines),
con ojos de trigo pintarrajeado y labios de chocolate, amargo, como solo mis labios puede saber.

Soy soledad en las venas y flujos renales en el hipotálamo.

Deje de sentir por andar pescando depresiones sin olor o color,
Pero
Si eso te hace sentir mejor,
si eso te devuelve la sustancia que se había perdido entre los jugos gástricos o semen, soy feliz,
con mi baba de caracol y mis uñas de serpiente.

Así que ya no me importan ni las musas sollozantes de placer, ni la luna mordida por nuestra distancia.

2 comentarios:

El rostro común dijo...

¿Quién te hace escribir estos textos tan azules?
¿Quién es aquel que te dejo esperando con una flor en la mano?
Somos tantos los que estamos solos...
Deberiamos formar un sindicato.
..."Soy la soledad enlatada"..., es una buena línea.
Visitame más seguido, ¿si?
Me gusta tenerte por ahí.

Rositts dijo...

y en tus palabras enrredadas me siento tan identidicada.

Porque sufro de la misma soledad enlatada....